Para que os ubiquéis os diré que es bastante parecido a un centro cívico en España, es decir, un sitio en donde puedes aprender las más diversas y variopintas cosas. Y cuando digo las más diversas y variopintas, realmente me refiero a eso. En WEA, al que la gente aquí llama “doubleiuiei” y al que yo llamo “Güea” -al más puro estilo Julio Iglesias-, puedes apuntarte a hacer un curso de...
Los clásicos:
• Idiomas: chino, indonesio, japonés, francés, italiano, español y lenguaje de signos. Una pena que no enseñen inglés, que a más de uno le haría falta un repaso.
• Deportivos, bailes y músicas varias: Aprende a escalar, Un día de kayak en el mar (este no lo entiendo mucho porque hay unas olas que no sé hasta qué punto el kayak puede ser aquí divertido sin tornarse mortal), Barranquismo, Danza del vientre, Pilates, Yoga, etc.
• Manualidades y arte: Pintura, Escultura, Redacción creativa, etc.
Hasta aquí todo normal. Pero luego viene la sección que a mi me gusta denominar...
“¿Qué te parece que pongamos este año como cursos? -calada- jajaja, sí, sí, eso está muy bien” o “A que no hay huevos de hacer un curso de...”
• Planifica tu propia boda DIY (Hágalo usted mismo). Este curso está de oferta y te sale por mitad de precio (el curso, que no la boda) si te apuntas por la web. Quien no se casa es porque no quiere, oiga.
• Los secretos de un buen peinado: la clave del éxito. No sabía yo que si no me comía el mundo era por mi pelo. Ahora mismo pido hora.
• El fondo de armario esencial.
• A todo el mundo le gusta un masaje en la espalda (sic). Qué razón.
• En la sección Esoterismo: Aprende a tirar las cartas del tarot.
• Y, mi absoluta favorita y novedad de este trimestre a la que ya auguro grandes éxitos y larga vida: ¡Haz tus propias 1/2 muñecas de porcelana vintage con borlas! Claro que sí, ¿quién no ha tenido un momento en que ha querido hacer sus propias medias muñecas de porcelana de estas que te miran como si fueran chucky y les brillan los ojos en la oscuridad? Adjunto resumen de lo que se hace en la aprende en la clase:
“Se coge media muñeca de porcelana -lo pone estilo receta de cocina, de verdad- se pinta a mano la cara, el cuello y el pelo. Se decora de cintura para abajo con borlas de 20 a 30 centímetros, con lazos y pedrería. Tiene un agujero en la cabeza para que la puedas colgar“
Me quedo más tranquila si tiene un agujero en la cabeza para poderla colgar, así la podré poner tras la puerta de entrada de mi casa y me ahorraré la alarma antirrobo.
En fin, esto es sólo un extracto de todo lo que se ofrece de cursos en este centro. Pero la temática de los cursos no es lo que nos ocupa en este post, aunque lo merezca.
El caso es que me invitaron a la gala de entrega de premios. El tema consiste en una gala en la que dan premios a los mejores estudiantes del año y a los mejores profesores. No sé cómo se eligen, aunque se supone que se extraen de los formularios que profesores y alumnos rellenan al acabar el curso. El cómo deciden qué alumno gana si yo le pongo un 10 a uno y otro profesor le pone otro 10 a otro, es un misterio insondable para mí.
Cuando me llegó la invitación por correo a casa, arrugué el morro: ponía que yo había sido nominada a un premio. Pensé: bah, esto es lo que ponen en todas las invitaciones porque si no, ningún profesor iría. Así que te dicen “te hemos nominado a un premio” y vas seguro, a ver si cae algo. Conmigo lo consiguieron. Otra cosa que me resultó atrayente fue el concepto de “Refreshments“ que ponía que se incluían en la gala. Refreshments quiere decir ni más ni menos que Refrigerios, palabra que hace treinta y cuatro años que nadie usa pero que a mí me ha alegrado traer de vuelta al mundo del hispano hablante. El caso es que mi cerebro pensó “me van a dar manduca y vinillo: vamos”. Así que cogí a Cris del brazo, que tiene mi misma manera de ver la vida y la misma atracción hacia las cosas gratuitas, y para allá nos fuimos.
Llegamos al Ayuntamiento de Newcastle donde se celebraba la gala y desde entonces todo fue un caer en picado. La sala era cutre, cutre. La peña se apelotonada alrededor de las brochetas de pollo y los rollitos de primavera de tal manera que hubo heridos de consideración por lograr el último. Y los Refreshments tristemente no incluían vino, ni cerveza, ni nada divertido. “¿Pero qué es esto?”, pensé, parafraseando a Sarita Montiel. “¿No estamos en Australia? ¿no le pega aquí la gente muchísimo a la botella?” Pues la respuesta es sí... y por eso mismo supongo que no pusieron cerveza gratis.
En fin, que nos sentamos con una copa de vino (pagada) y empezó la gala. Premios a estudiantes bla bla bla, premios a profesores de otro tipo de cursos bla bla bla. Y, tras un discurso interminable, durante el cual estuve apunto de irme a por la segunda copa, los premios de la categoría profesor de idiomas. Sobre los siete idiomas, había tres nominados: el profe de japonés, la de chino y ¨Chrin Segun Jak¨, manera en que el locutor decodificó mi nombre y dos apellidos: lo juro sobre mi media muñeca de porcelana con borlas, que se le caigan las borlas si no es verdad. Y entonces dicen el nombre del ganador..
- El profesooooooorrrrrr de... japonés.
Y en ese mismo momento maldije el sushi, el arigato, los origamis, los futons y todo lo oriental por extensión (y por desconocimiento) y me fui a casa sin premio, sin la consabida la foto con el director, de gran parecido con Steven Spielberg, como podéis comprobar...
... y sin la bolsa de cartón verde que le dieron a los ganadores, que sólo dios y ellos saben qué maravillas contenía.
Y sale el profe de japonés a por el premio y le digo a Cris:
- ¡¡¡Pero si no es japonés!!!
Y en ese mismo momento, con esa frase me descubro como la persona con peor perder del mundo. ¿Y qué tendrá que ver que no tenga los ojos achinados con que no enseñe bien japonés? y entonces me acuerdo irremediablemente de mi amigo Pepe.
Pepe una vez nos contó a Cris y a mí cuando aún vivíamos en España la historia de que en Australia había una valla que cruzaba el país de norte a sur y que separaba la zona en que había conejos, de la que no, dado que los conejos no son una especie autóctona australiana y se lo comen todo. Nosotros no le creímos cuando lo explicó y cuando coincidimos con un australiano en un bar, le preguntamos si conocía la existencia de tal valla. El australiano dijo que nunca en su vida había oído hablar de ella y Pepe, al ver desmontada su teoría, dijo: bueno, qué va a saber un australiano muerto de hambre. Dijo eso porque el chico australiano con el que hablamos, al que encontramos en un bareto después de cenar, se comió medio bocadillo que uno de nosotros dejó. El caso es que cada vez que contaba la historia Pepe añadía “el australiano muerto de hambre” igual que yo digo “el profesor de japonés que no es japonés“.
Dedico este post y mi “no premio“ a Pepe, que al final nos demostró vía wikipedia que la tal valla existe y hasta hay una peli sobre ella. Y te digo, Pepe, sospechamos que no sólo hay esta valla anticonejos porque el otro día echamos esta foto justo al lado de donde nosotros vivimos:
Y lo que es seguro es que hay otra en mitad del desierto, que se separa la zona en la que hay dingos (perros salvajes) de la que no. Ahí sí hemos estado.
El que tenga valor que se lea el nombre del pueblo aborigen para el que es sagrada la zona donde está esta valla
Me queda en el tintero hablar de cómo son mis clases de español y compartir algunas anécdotas. Os dejo para ir abriendo boca con una foto que tiene el WEA en su web, para que os hagáis una idea de lo bien que se lo pasa uno en los cursos.
¿Soy yo la única que piensa que esta mujer tiene cara de haber sido sorprendida con una cámara oculta?