martes, 25 de mayo de 2010

Puaj

Aún no he tocado el espinoso tema de la comida en Australia. Y tampoco voy a desvelar nada que ya no se sepa: la comida australiana es heredera de la comida inglesa y todos sabemos que la comida inglesa es igual a puaj. Pero no todo es tan malo, pasemos a analizar las luces y sombras de la comida aussie.

Las tres "B"
Una de las primeras cosas que a uno le dicen al llegar a Australia es que la cultura australiana esta basada en las tres "B": Beer, Barbecue and Beach (Cerveza, barbacoa y playa) y es una verdad como un templo. Lo mas típico de comer aquí es una BBQ. Es decir: pescado, carne y verduritas echas a la parrilla. En cada parque que se precie hay varias barbacoas de gas que apretando un botón te permiten cocinar. La barbacoa es toda una tradición y es "cosa de hombres", es decir, se hace la BBQ y, según me han contado, los hombres cocinan y las mujeres preparan cosas como ensaladas y postres. Esto, que es al más puro estilo "asado argentino": los hombres cocinan y las mujeres hacen otras cosas, sin embargo, no tiene lo bueno del asado argentino: esa carne espectacular y ese cocinarlo lento lento que estoy ya salibando sólo de pensarlo y ese chimichurri que madre mía del amor hermoso. Esperadme que para allá me voy el 26 de junio. Pero no nos desvíemos.
A mí las barbacoas me molan. Quiero decir que todo lo que sea juntarse a comer al aire libre con tinto o cervecilla de por medio me parece un acierto de base. Y además, aquí, el tiempo acostumbra a acompañar. El hecho de que sea cosa de hombres, me parece fenomenal: yo me siento con un tinto y a esperar. Hasta rima. Así que muy bien, australianos.

¿Bistec con sabor a bistec? no, gracias
Vamos ahora tratar el tema supermercado. Lo primero que llama la atención es los 500 mil tipos de patatas fritas, noodles en lata, baked beans y cualquier cantidad de comida congelada y precocinada que hay. Las legumbres ni las conocen y absolutamente todo lo que te pidas en un restaurante va a tener una salsa (o dos o tres) al lado. Los australianos parecen alérgicos a que las cosas sepan a si mismas. Pero, para bien, al no tener una cocina propia muy elaborada en cualquier supermercado encuentras todo lo que necesitas para hacer platos italianos, españoles, tailandeses, indios, japoneses, etc.
Eso sí, si quieres comprar alcohol te tienes que ir a una tienda de licores (que está siempre puerta con puerta con el supermercado). Cosa un tanto sorprendente teniendo en cuenta lo que le pega esta gente a la botella, que es bastante.

Asúcaaaaaaar

Donde sí que tienen cosas ricas es en repostería: una típica es la pavlova, que nos la hizo una amiga australiana una vez y aún tengo sueños recurrentes. Es de lo mejorcito que he probado en mi vida a nivel postres. Podéis ver aquí de qué se trata.

Otro clásico es las ANZAC biscuits, unas galletas que las mujeres de los soldados australianos y neozelandeses en el frente hacían para enviárselas a sus maridos durante la Primera Guerra Mundial. Como ni se sabe lo que tardaban en llegar las galletitas por aquella época, tenían que estar hechas de algo que no se pusieran malas. De ahí que los ingredientes básicos sean harina, avena, coco, azúcar y mantequilla que, además, era lo que por aquel entonces se tenía al alcance en cualquier casa.
Aqui podéis ver una fotillo de un día de elaboración de las galletas:
Las hicimos cuando vino mi familia a verme y se las envíamos a la familia de Cris. La intención no era testar si llegaban buenas al cabo del tiempo, sino simplemente tener un detalle...pero tardaron mes y medio en llegar así que, al final, se demostraron dos cosas: uno, que las ANZAC biscuits aguantan lo que les eches (nos aseguran desde Argentina que estaban buenas) y, dos, que el servicio de correos es similar al del la Primera Guerra Mundial. Vaya tela.

Otra cosa de jalar que esta bien rica es la fruta en general. Los mangos se llevan la palma. Yo puedo decir que no supe lo que era un mango hasta que me vine aquí. Buenísimos y baratos. Con el calor que hace por estos lares, entenderéis que la fruta es un primor, sin querer con ello desdeñar a la huerta murciana, ¿eh? pero es que las peras y las manzanas las tengo ya muy vistas. Además, como estamos en lo que vendría a ser la otra punta del mundo, hay un montón de frutas que no habíamos visto en la santa vida como la Dragon Fruit, que es así de pintona y sabe a mora:


O el Durián, que es así de feo y sabe a cebolla podrida:





Nos hemos propuesto probar toda las cosas nuevas que veamos y eso a veces pasa factura. Un día en el super vimos el durián, con esos pinchos que tiene que parece que la madre naturaleza te quiere decir a gritos "no comas esta mierda". Desafiándola, lo compramos igual. La dependienta nos preguntó:
-¿Lo habéis probado alguna vez antes?
-Mmmmmmm... no.
Y puso cara de "lo vais a flipar" al tiempo que se le escapaba una risilla floja y le marcaba el código de barras en plan "a joderse que ya lo he marcao" .
Lo ponemos en una bolsa de plástico: la bolsa de plástico se rompe. La bolsa de plástico también parece querer darnos un mensaje al que no hacemos caso. Llegamos a casa. Melissa, una de nuestras compañeras de piso, estadounidense y que vino en sustitución de Tim, nuestro doctor sydneysider (así es como se les llama a los oriundos de Sydney) que se volvió a salvar vidas a Sydney, nos mira y nos dice arrugando el morro:
- ¿Eso es un durián?
- Sí.
- ¿Lo habéis olido?
- Mmm...sí.
- ¿Y no huele mal?
- No.
- Ah, pues entonces es que no está suficientemente maduro.
Así que resulta que que no sólo compramos algo que a la mayoría de la gente le resulta asqueroso, ¡sino que encima lo compramos verde!. Y para más inri en estado óptimo "tiene que oler mal". Efectivamente estaba repugnante. En fin, se ve que cuando esta maduro huele tan mal que en algunos sitios de donde es originario se prohibe la entrada con-durian (esto no es broma). Lo podéis ver aquí. cotilleando por internet he encontrado la siguiente descripción, tras la cual poco puedo añadir:
"Es como comerse una crema de vainilla en una letrina, y su olor se puede describir como excremento de cerdo, barniz y cebollas, todo mezclado con un calcetín sudado".
Yo no sé si diría tanto... pero me quedo con el mango.