lunes, 25 de enero de 2010

Inglish pitinglish. Volumen II: La fuerza del destino

Ahhh, todo el mundo recuerda esa gran canción de Mecano, de nombre La fuerza del destino, que para los que os perdieráis el temazo, podéis ver aquí. Y de paso ver a Penelope Cruz y a Ana Torroja en sus años mozos que, al coincidir con los ochenta, se convierte en algo digno de Halloween.

Seguramente muchos de vosotros habréis experimentado alguna vez la sensación de que suceden cosas en la vida que parecen querer dirigirle a uno hacia un punto. Vamos, que sientes como que "la fuerza del destino, uh, uh," te empuja a hacer algo. Bien, pues algo así me ha pasado estos días. Pero tengo que tirar un poco para atrás para que esto tenga un sentido, lo cual me permite enrollarme, que siempre es un placer para mí.

Con un poco de suerte, os acordaréis que en el primer volumen de Inglish Pitinglish, hablé de la Salvation Army, esa asociación cristiana protestante a la que iba una vez por semana para aprender inglés. Pues bien, en un momento dado, cuando encontré trabajo, me vi obligada a dejar de ir, con el consiguiente dolor de corazón.

La última clase a la que fui se me clavó en el alma. Bruce, recordemos que era el hombre que manejaba el cotarro docente, lo que vendría a ser el capitán de la nave de la enseñanza, decidió hacer un monográfico de "Aprende a hablar en inglés por teléfono". La clase empezó con "La importancia del buen uso de las páginas amarillas", prosiguió con "Números de emergencia a tener en cuenta" y terminó con "Caso práctico".

Bruce: ¿Algún voluntario para el caso práctico?
Trini-no-me-pierdo-esto-por-nada-del-mundo: Yoooooo.

Brian, otro abuelete voluntario, me lleva con él a una sala contigua donde me da un guión en que tengo que hacer de usuaria de servicio teléfonico que se queja por un problema con la línea. Quien más, quien menos ha tenido 300 problemas con los servicios de telefonía en su vida, así que tiro del método Stanislavski recordando alguno de mis rifirafes con ellas y me imbuyo en mi papel. Mientras, Bruce prepara en la clase el altavoz del teléfono y reparte (atención) un teléfono fijo conectado a nada a cada alumno, para que (textual) "cuando yo marque algún número, lo marquéis todos conmigo". La interactividad la inventó Bruce.

Con un teléfono inalámbrico intentamos Brian y yo llamar a la clase, pero no funciona. Se desestima la opción porque resulta que es el teléfono inalámbrico del que tienen en la clase, con lo que al estar un poco lejos, ya no alcanza la señal. La técnica se nos pone en contra. Pero cuando uno tiene ganas de aprender inglés nadie lo para a uno, así que nos vamos a la cocina, que está en la misma sala que la clase y, de hecho, tiene barra americana sin pared de por medio y llamamos.

Trini-saca-el-lado-pragmático: Brian, pero si estamos justo detrás de ellos (si soplaba, les llegaba el aire al cogote) por qué llamamos?
Brian-nena-échale-imaginación: mmm... bueno, el juego es para aprender a entender a alguien por teléfono.
Trini: es verdad.

Así que hicimos el ejercicio y, después de mi actuación, el resto de chicos me recibió con un cálido aplauso. Tras varias pruebas más con otros voluntarios, concluímos la clase con nuestro querido doble del doctor Greene de Urgencias, que es otro de los voluntarios, perpetrando a la guitarra su nunca bien ponderado tema "El abecedario en inglés".

Cosa de dos meses después de esa última clase en la Salvation Army, mientras mis queridas hermana y madre estaban por aquí, fuimos a Nelson Bay, un pueblo chachi-piruli de playa, a unos tres cuartos de hora en coche al norte de Newcastle. Allí andabamos por una zona de bares y restaurantes dando una vuelta y nos paramos a ver a un chico que cantaba para amenizar al personal en el día de Sant Esteve, que aquí también es festivo y es el denominado Boxing Day. ¿Y quién era? ¡¡¡¡Era el doble del doctor Greene!!!! muy fuerte. Cris le pidió una canción que tocó con mucho arte. Aquí lo podéis ver:


Él no me reconoció, porque en la clase éramos unos 20 y, total, yo fui tres veces, pero a mí me hizo pensar en esas risas que me echaba yo en la Salvation Army con Bruce, Brian y toda la panda de outsiders inadaptados que caemos ahí.

Después de eso, volvimos a Newcastle, a la rutina después de las vacaciones y todo transcurría con normalidad, hasta que ayer, antes de entrar a currar en el restaurante, abro el buzón y veo un paquete. Me quedo estupefacta porque tiene mi nombre y apellidos escritos correctamente, que es algo que NO PASA NUNCA NI EN ESPAÑA NI MUCHO MENOS AQUÍ. Pienso que es de España, pero resulta ser de mi querida Salvation Army. Dentro, un diploma que acredita mis siete horas y media de clase con ellos:



Y otro diploma que acredita las dos horas y media de clase con ellos de Valentine P. que podéis ver aquí:

El porqué me envían a mí el diploma de Valentine, que no tengo el placer de conocer, lo desconozco. Adjunto al diploma, viene un libro envuelto con papel de navidad y un folletillo en que me recuerdan que las clases empiezan de nuevo el 8 de febrero tras el parón por las vacaciones de navidad-verano. Mientras desenvuelvo el libro pienso: "que sea una novela, que no sea en plan secta, que sea una novela, que no sea en plan secta". Pero no: el Nuevo Testamento, en inglés. Qué monos.

Dejo todo el merchandising en casa, sonrío y pienso: quizás tendría que volver a las clases ahora que puedo. Llego al restaurante y ¿quién entra por la puerta? el doble del doctor Greene con su novia y una pareja de amigos. No me lo puedo creer. Tengo cada vez más claro que alguien quiere decirme que vuelva, ¿no?

En fin, que ya estaba 80% convencida de volver, cuando esta mañana, voy con mi querida amiga austriaca Ulli a los Ocean Baths, unas piscinas con agua de mar que hay aquí, a nadar un poco y ¿a quién me encuentro? (¡todos juntos!) al doble del doctor Greene.

Bastaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Seas quien seas y estés dónde estés, te digo: volveré el ocho de febrero a la Salvation Army, me ha quedado claro, deja de enviarme al Dr Greene que ya lo he pillado y digo yo que este hombre querrá dejar de perseguirme para hacer su vida.

PD: Por cierto, cuando lo he visto hoy, me ha preguntado: ¿te conozco de algo, no? a lo que le he contestado: sí, de la Salvation Army, de Nelson Bay, donde mi novio te pidió que cantaras 'Piano Man', y de ayer por la noche en el restaurante Bocados. "Ah", dice el doble del doctor Greene sin poder evitar poner cara de eres-una-psicópata-y-me-persigues, "pues soy Daniel, encantado".
"Yo, Trini".

miércoles, 6 de enero de 2010

Es mi obra maestra

Un día llego a casa y me encuentro a Tracy, nuestra compañera de piso, hongkonguiense de nacimiento, residente en Australia desde hace ya ocho años, con una sonrisa de oreja a oreja. Orgullosa, me muestra un plato con una cosa informe, que alcanzo a catalogar como "algo de comer". No va la tía y me dice: Today I cooked tortilla! / Hoy he cocinado tortilla.

Miro a Tracy, miro el plato, miro a Tracy y sonrío.

Trini: Great, Tracy / Genial, Tracy.
Tracy: Cristian helped me / Cristian me ha ayudado.

Miro a Cristian. Fulmino a Cristian. Clamo al cielo venganza. La venganza viene unas líneas más abajo.

Tracy me tiende el plato para que lo pruebe. La pruebo: patata dura, cebolla cruda y, encima, sosa. A lo sumo catalogable como huevos revueltos con patatas, que es lo que hace todo el mundo cuando la tortilla le sale mal o fatal. Eso quien puede, porque también está al que se le cae por el fregadero, que hay casos, pero no pienso decir nombres a no ser que se me pida imperiosamente con 100.000 comentarios*.

Trini: Well done! / Hija mía, ya te vale. (nótese que hay algunas diferencias entre lo que realmente quiero decir y lo que acabo diciendo en inglés)
Tracy-a-tope-con-la-cultura-española: E mi obla maestla.
Trini-con-los-ojos-como-platos: Jajajajajaja.
Tracy: Does it have any sense? / ¿Tiene sentido lo que he dicho?
Trini: Of course! / En español, no.

Pero Tracy era consciente de las carencias que su tortilla tenía. Por más que uno sea de Hong Kong, uno sabe cuando su tortilla está mal (???¿¿¿). Y desde entonces la hemos cocinado juntas un par de veces más, llegando a la excelencia tortillerapatatil. Aquí lo podéis ver:


Aunque parezca mentira que la tortilla pueda resulta exótica, en Newcastle lo es. Se ve que Tracy es mirada con envidia cuando en su trabajo desenfunda el tupper con la tortilla. Vivir para ver.

Ahora creo que mi querida Tracy ya puede volar sola y hacer tortillas sin mi ayuda. El problema de esto es que al ver que la estándar ya no es problema para ella, se ha animado y tiene en mente reinventarla. El otro día me sorprendió con un "¿Y si en vez de patata, le echamos arroz?" que me temblaron las orejas. Mira que hay cosas que echarle a la tortilla , que si jamón, que si atún, que si bacalao y la muchacha quiere que cambiemos patata por arroz.

Trini: Sí, claro, Tracy, cambiamos la patata por arroz, el huevo por leche y la cebolla por canela y hacemos arroz con leche en vez de tortilla de patata, no te jode.

Adivinad qué frase de este post no dije en realidad...

* vale, fue Cristian.