martes, 10 de noviembre de 2009

Mi deporte favorito

Ni surf, ni boomerang, ni nada de eso. Mi deporte favorito es, desde el domingo, el ski biscuit (o galleta-esquí). Sí, lo sé, el nombre es absolutamente ridículo, pero no os podéis llegar a imaginar lo guay que es.

El domingo pasado fuimos con el jefe del jefe de Cris al Lago Macquire. El Lago Macquire está cerca de casa, a una media hora en coche, y es, según el jefe del jefe de Cris que, por hacerlo fácil, llamaremos por su nombre, Glenn, el lago de agua salada más grande del hemisferio sur. Toma dato. Yo no lo he corroborado, que conste.

Glenn tiene un barquito. Esas típicas cosas que sólo puede tener jefe supremo pero que mola que lo tenga el de uno y no el jefe del vecino. Este hombre, Glenn, es tan sumamente enrollado que se ofreció a darnos una sesión de esquí acuático en el lago. Ahí fuimos con nuestro inseparable Joseba, que concretamente dejó de ser inseparable esta semana porque se volvió a Bilbao. Joseba, sólo te voy a decir una cosa: "txalaparta, eskerrik asko, pintxo, kaixo, aupa, agur". Tú ya me entiendes.

Decía que íbamos con Joseba a lo que pensábamos que sería una sesión de esquí acuático de gente que sabe hacer esquí acuático y que, a lo sumo, nosotros podríamos intervenir un poquillo. La sorpresa fue cuando quedamos con Glenn y viene él solo con el barco. Y digo literal con el barco porque la gente aquí tiene una casa lo suficientemente grande (sobretodo si tienes dinero para "barco", has tenido antes dinero para "casa grande") para poder remolcar el barquito y aparcarlo en tu garaje, que es más grande que cualquiera de las casas en las que he vivido yo en mi vida.

Saco cuentas y me percato de que si vamos en el barco con él solos Joseba, Cris y yo, y Glenn es el que conduce porque nadie más es patrón de nada... quien hace esquí acuático somos nosotros y sin anestesia! aggggghhhhhh!

Foto de Cris aguantando el barco como quien sujeta a su perro con la correa antes de zarpar. Sí, esas gafas de sol le dan un toque castigador.

Zarpamos y llegamos a una parte que en jerga marinera se conocería como: en tol medio del lago. Entonces, Glenn nos explica de qué va el tema del esquí acuático. Esquema-resumen de sus indicaciones:

- Dice que es complicado poder mantenerse a flote la primera vez que lo haces, que él no pudo.
- Dice que hay que rodear con los brazos las rodillas, flexionadas con los esquís puestos, bloquear los talones para que no se muevan y mantener esa relajada postura hasta que el barco mismamente te empuje y ponga de pie sobre las aguas. Al contrario de lo que pueda parecer, Glenn afirma que no hay que intentar ponerse de pie porque (textual) "eso ya saldrá de forma natural". Me entra la risa floja.
- Me provee a mí de un traje de neopreno. Miro el traje que me alarga y es como el que usaría Chabel. Gleen, ante mi cara de estupefacción por el tallaje, me asegura que "el agua en determinadas caidas haciendo esquí se puede meter a las chicas por sitios no deseables". Me lo pongo en menos de lo que se tarda en decir "chimpún". El traje, que es de su novia, es aproximadamente dos o tres tallas menor de lo que están acostumbradas mis sinuosas curvas. De largo tampoco me va, así que me lo dejo por la cintura, lo justo para cubrir la zona "donde el agua no debe entrar". La imagen (por suerte no hay espejos alrededor) debe ser algo así como una morcilla de Burgos a medio confeccionar.
- Y "hala, eso es todo".

El primero en saltar es Joseba, tras explicarle yo jocosamente a Glenn que los de Bilbao son conocidos por ser los más fuertes de España, cosa que en ese momento me fue de perlas para endosarle el primer puesto. Joseba, que es un tío recio y no se amilana ante nada, se tira al agua y...¿no va el tío y tras unos intentos consigue aguantar un ratillo? qué hombre. Chapeau.

El siguiente es Cris, que ya la primera vez se medio incorpora y aguanta algún segundillo. Se me nubla la vista no sé si por amor o por falta de riego sanguíneo a causa del traje.




Llega mi turno y me tiro al agua, lo intento dos veces, me espatarro, trago agua y asumo que soy torpe y que no me gusta (el esquí acuático, lo de ser torpe ya lo tengo asumido). Este vídeo se titula: "Sirena varada".



Así me desenvuelvo con la cuerda, os podéis imaginar cómo soy cuando tira el barco.

Entonces, sacó Glenn la cosa más genial que he visto en tiempo: la ski biscuit. Es como una colchoneta con forma de galleta redonda, que flota y tiene varias asas. Se ata al barco con una cuerda, se pone el barco a toda castaña y tienes que intentar no caerte de la misma.

Se puede también hacer por parejas, momento que puedes aprovechar para putear al contrario, hacerle piquetes de ojos, darle codazos, patadas ninja, etc. con el objetivo de que se caiga. Vamos, muy a lo Humor Amarillo pero en versión australiana.



Fui la primera en estrenarla y me lo pasé en grande. Cuando volví al barco le comenté a Glenn que ese era mi deporte favorito desde ese momento y él me confirmó lo que yo ya temía: de momento no es olímpico y es el típico que lo haces desde que tienes tres años porque "no requiere ninguna habilidad". "Ahhh -pensé- es perfecto para mí". Sé que debe ser la hermana australiana de la clásica salchicha que se veía en mis años mozos en en playas españolas, pero francamente me da igual: amo el ski biscuit.

Glenn: Cómo te lo has pasado, Trini?
Trini: Muy bien.
Glenn: Eres una yonqui de la adrenalina.
Trini: Ohhhh, yeaaaaah.



Trini y "galleta", juntas para siempre.